Así te vi clasificar a Rusia 2018 - 13 - Repechaje, Partido de Vuelta 15/11/17 Perú vs Nueva Zelanda
Repechaje, Partido de Vuelta 15/11/17 Perú vs Nueva Zelanda
Luego de
casi un mes del partido contra Colombia pude asegurar mi camiseta peruana, ya
que ahora si abundaban en Gamarra, y de pasada le compré uno a la perrita de
mis padres Suki Saki, bautizada así por mi madre. Según ella quiere decir
"bella flor".
El día del
partido nuevamente la locura futbolística invade Lima. Las fiestas patrias que
son en Julio, parecían que estaban ocurriendo nuevamente, ya que por segunda
vez en el año, todas las calles se pintaban de blanquirrojo. Todos los peruanos
usábamos la camiseta de la selección. Ese día íbamos a saber si iríamos o no al
mundial, se iba a terminar por fin el suplicio de saber si clasificamos o no.
Saber si estábamos dentro o no después de más de 2 años de haber jugado las
eliminatorias, y después de 35 años de haber jugado el último mundial. No me
puedo imaginar el tipo de fortaleza mental que debían tener nuestros seleccionados
ante tal carga sobre sus espaldas. Cargar con las esperanzas de toda una nación
y estar concentrados en un partido tan crucial, para mí era algo casi imposible
de lograr.
La Caravana de la Esperanza
Miércoles 15
de Noviembre del 2017, previos al partido contra Nueva Zelanda. A eso de las
7:00 pm los alrededores del Swiss hotel, ubicado en el centro comercial de San
Isidro, son completamente blanquirrojos, cientos de hinchas, fanáticos grandes
y chicos, esperan que el bus de la selección inicie su recorrido hacia el
estadio nacional. Ellos tienen la ilusión de ver a los jugadores de su
selección al menos por unos segundos. En eso son gratamente sorprendidos cuando
el bus inicia su partida y lo reciben con arengas y vivas: ¡¡ VAMOS PERÚ!! ¡¡ ARRIBA PERÚ!!
El recorrido
del Bus por la avenida Petit Thouars es un completo loquerío, le abren paso
patrullas motorizadas y a los lados de la avenida no falta el público
emocionado con sus camisetas blanquirrojas y rojiblancas haciendo arengas y
filmando con sus teléfonos inteligentes. El bus avanza lento por todo el
tumulto conformado por niños, adultos y toda cantidad de transeúntes. Detrás
del bus se ve una gran cantidad de hinchas, motos de la policía, autos particulares
que los persiguen durante su recorrido. Los medios de comunicación muestran una
toma áerea que muestra en vivo y en directo el alborotado recorrido del bus de
la selección. Con todas esas luces alrededor, el bus se asemejaba a un cometa
que avanzaba a paso lento pero seguro. Cometa que era seguid por todas aquellas
luces de esperanza de toda una nación.
Miro la
transmisión por televisión y es imposible no emocionarse al ver tan bella
visión: tantas ilusiones, expectativas y alegría porque la selección peruana,
por fin regrese a un mundial. No sabias si emocionarte demasiado porque
podrías, nuevamente al final del partido, estar decepcionado otra vez. Y al
final podrías acabar triste nuevamente, si es que esa noche no lográbamos el
objetivo. Sin embargo, es la primera vez que veo esta demostración masiva de
apoyo a la selección y ni siquiera la he visto con algún grupo famoso que haya
llegado a Perú. Veo una locutora de televisión que casi se quiebra en vivo al
ver tan conmovedoras imágenes, y la comprendo perfectamente. Se enfrentaban la
alegría, la esperanza y la ilusión contra tu mente imparcial que te decía que no
te emociones demasiado para que así tampoco no sientas tanta desilusión si no
lográbamos la victoria.
Con todo
respeto a los Rolling Stones, esta cantidad de gente persiguiendo a un bus no
lo he visto ni siquiera hacia ellos. ¡La selección nacional es mucho más
popular que estrellas de rock !
Un encuentro de vida o muerte
Decidí ver
el primer tiempo en uno de los puntos de concentración que habían en todo Lima.
Pantallas gigantes se habían instalado en diferentes puntos del Perú en las
ciudades principales, ya que se comprendía la imperiosa necesidad de ver este
decisivo partido por todos los peruanos. Este punto al encontrarse a unos
minutos de mi lugar de residencia me facilitaba el plan de ver el primer tiempo
en pantalla gigante y ver el segundo tiempo en mi casa al lado de mi padre, mi
fiel compañero de eventos futbolísticos.
Sabía que mi
hermano estaba con mi sobrino en el estadio nacional, él pudo conseguir una de
las entradas para aquella histórica lid deportiva. Me alegraba que mi sobrino
iba a ser parte de la historia de una manera muy cercana, así como miles de
peruanos que colmaron el estadio nacional con sus familias y amigos. Mejor
escenario para una final de fútbol no pudo haberse montado mejor. El estadio
lucía repleto y con los colores blanco y rojo predominantes en todo aspecto. No
cabía un alfiler más. Cánticos, arengas, e instrumentos musicales que fueron
autorizados por la federación, se escuchaban de manera bellamente ensordecedora
por todo el recinto deportivo.
Por mi
parte, llegué al lugar de concentración a inicios del primer tiempo y me
acomodé en la multitud buscando el mejor ángulo de visión de la pantalla. Una
de las razones por la que decidí verla en este lugar fue que quería vivir la
emoción del partido rodeado de mis compatriotas, y yo diría que cumplí de sobra
mi objetivo, cada jugada, cada intento de gol, y cada ataque del equipo
contrario era o bien celebrado o sufrido en coro. Todos padecíamos o nos
alegrábamos con los vaivenes del balón que apreciábamos por el enorme monitor.
Así pasaban los minutos en este sube y baja emocional, veintisiete para ser exactos,
cuando ocurrió.
La jugada
que sería recordada y retransmitida miles de veces a partir de ese momento: Un
excelente pase es recibido de manera sublime por Christian Cueva y se desborda
por la banda izquierda hasta cruzar por poco el área de penalti o área grande.
Su avance es interrumpido por la defensa Neo Zelandés, entonces suelta la
pelota a la derecha con un pase “de desprecio” y la recibe Jefferson Farfán, éste
clava la pelota dentro del arco Neo Zelandés a la vez que mi grito de gol se
suma al de los cientos de almas que nos encontrábamos en ese momento viendo tal
histórico evento. Mi grito se ahoga en el mar de gritos ensordecedores de toda
una nación. Grito el gol hasta mas no poder, emocionado hasta las lágrimas. Las
mismas que eran derramadas por millones de peruanos en ese preciso momento. Es
una algarabía total en todo el Perú. El grito de gol acompañado de saltos y
jubilo se prolonga por varios minutos más, mientras somos testigos de cómo todo
un estadio aclama también este gol. Con los ojos nublados veo como Jefferson
muestra una camiseta con el número 9, en un claro homenaje a su compadre Paolo
Guerrero, que como sabemos no pudo jugar ese partido. Después se sabría que
este gol generó "microsismos" en Lima y el Perú entero por los saltos
masivos realizados ese día.
Luego de
semejante descarga emocional seguimos compenetrados con todas las jugadas ya
que sabíamos que aún no teníamos asegurado el pase, si los Neozelandeses
lograban anotar un solo gol, nos estropeaban la fiesta. Felizmente no llegaron
a descontar, y así acabo el primer tiempo. Me retiré del lugar y fui a mi casa
a terminar de ver el segundo tiempo.
Llegue a mi
casa y me acomode junto a mi padre para ver la conclusión del encuentro. Inicia
el segundo tiempo y estamos nuevamente concentrados siguiendo todas las
jugadas. El equipo Neo Zelandés no tenía muchas oportunidades claras. ¡Mejor
para nosotros! A los 64 minutos se cobra un tiro de esquina a nuestro favor,
esa vez ejecutó Cueva. La pelota atraviesa el área de penalti, pasa muy cerca
de dos neozelandeses y Cristian Ramos, muy atento, ejecuta el segundo Gol para
Perú, otra explosión de alegría inunda el estadio nacional mientras Ramos
dedica la celebración a su hijo colocándose una máscara imaginaria y lanzando
telarañas invisibles, mismo hombre araña, rodeado de sus compañeros de cancha y
los de la banca también. Los millones de peruanos ahora respiramos más
tranquilos, pero aún no tenemos nada asegurado. Seguimos muy atentos al desenlace
de este histórico encuentro. Los minutos pasan y la pelota se pasea por ambas
canchas. Unos intentos más de gol por parte de nuestra selección quedan solo en
eso. Vemos a un Cristian Cueva besando el soporte de la banca de suplentes de
puros nervios, llegamos a los 90 minutos y dan 4 largos minutos de tiempo
extra. El estadio mira el partido de pie, como lo hizo todo el encuentro, la
banca de suplentes comienza a saltar y pedir a la hinchada que siga alentando.
Todo el estadio pide a gritos que por favor el encuentro termine. Los cuatro
minutos extras parecen una eternidad.
Por fin el
árbitro pita el silbato y una nueva explosión de alegría desborda por todo el
Perú, ¡jugaremos un mundial nuevamente después de 36 años!, lo imposible de
ayer, hoy es realidad, todos parecemos estar soñando despiertos, vemos a
Jefferson Farfán en el suelo llorando de alegría. Vemos a Gareca abrazando
eternamente a Cueva, quien luego contaría lo que él le dijo en ese momento:
"Andáte a vivir la historia". Vemos imágenes de compatriotas
abrazándose, de niños llorando alegres, de familias celebrando, dentro y fuera
del estadio nacional.
Concluido el
partido, nadie se movía de su sitio. Todos querían ver como el equipo daba su
vuelta olímpica al estadio. La cual fue espectacular, era un placer ver a los
muchachos saltando y bailando al compás de las arengas y con los pechos
hinchados de alegría. Concluyendo la misma se realizó un show felicitando al
equipo por lograr la dichosa clasificación. En la cual ahora nuestros seleccionados
usaban las tradicionales ushankas rusas, pero de color blanquirojo con el logo
de Rusia 2018, y algunos acompañados de sus hijos. También se presentó Eva
Ayllon en dicho show. El final perfecto para tan bella e inolvidable noche.
Yo por mi
parte estoy emocionado hasta las lágrimas. La decepción con la cual vivía en mi
corazón por tantos años, había desaparecido luego de atravesar muchas angustias
y muchos partidos, acompañando a la selección. Me hicieron ver que el
resentimiento que tenía a mi selección no era algo eterno. Asimismo, me
enseñaron a tener esperanza aún en las situaciones más difíciles. Reconocí que
no era un incondicional desde hace mucho tiempo, que tantas derrotas de la
selección terminaron por alejarme de ella. Y tengo un profundo respeto y
admiración por aquellos verdaderos hinchas que acompañaron a la selección durante
todos estos años, y que no amilanaban su aliento sin importar las derrotas. Decir
que retomé el aliento a mi selección sonará para algunos que me subí al coche.
Y si, es cierto. Me volví a subir al coche después de un largo tiempo de
haberme bajado de él. Volví a subir cuando comencé a ver el esfuerzo que se ponía
dentro y fuera de la cancha por todo el equipo de la selección peruana. Jugadores,
director técnico, presidente de la federación, etc.
Una razón más
del alejamiento a mi selección, era ver a los jugadores solo en escándalos
amorosos en lugar de en victorias deportivas. Pero así como a través de los
años la selección renueva a sus jugadores, personal de apoyo, directores
técnicos y hasta presidentes de la federación. Siempre existirán los que decida
sacar adelante la selección y dar lo mejor de sí mismos para llegar al objetivo.
Asimismo, se debe apreciar que la situación política y económica de un país, se
quiera o no, afecta a su selección. Y como se sabe a partir de 1985 Perú
comenzó a sufrir graves problemas económicos y políticos. Problemas que
definitivamente afectaron a la selección peruana.
¿Qué pasará
cuando mi selección deje de ganar? No me importará, siempre que vea a los
jugadores entregarse por su selección y no jugar solo por que los convocaron
contra su voluntad o por solo llenar un espacio en la cancha.
Estos
muchachos junto al profe Gareca nos habían enseñado a todos los peruanos que
con trabajo duro, dedicación y sobre todo compromiso, se puede llegar lejos. La
consigna es no rendirse y afrontar las dificultades como lo que son, algo que
se puede superar.
La hinchada
peruana se identificó bastante con este grupo humano que demostró jugar como equipo
dentro y fuera de la cancha. Ser un equipo, pensando en el objetivo grupal y no
el individual nos dan una enseñanza no solo para el deporte o el fútbol, sino
también, para tu familia, para tu comunidad, para tu distrito, tu departamento,
tu región y para tu país. Y porque no para el mundo. Nos enseñan que se debe
colaborar desde donde se puede, confiando en tus compañeros, y apuntando al
mismo lugar. Y por más derrotas que hayas tenido, no debes rendirte, sino
seguir adelante y aprender de lo pasado. El fútbol, siempre te dará revanchas,
y la vida también.
Las celebraciones en las calles
En los puntos donde se instalaron las pantallas gigantes para disfrutar del partido los hinchas continuaban celebrando a todo dar la clasificación. El Parque Kennedy en Miraflores fue uno de los puntos con mayor afluencia de público y desde donde se prolongaron los festejos por toda la Avenida Arequipa. Un desfile blanquirrojo de alegría y efusividad recorrió esta avenida a ritmo de bocinas, música de los autos, bailes y bebidas. Es un bonito espectáculo que se puede revivir a gracias a internet. En general en cualquier metro cuadrado del territorio peruano existía un peruano feliz celebrando con los colores de su bandera encima.
Al día
siguiente, luego de la resaca futbolística empiezo a ver los videos de las
celebraciones que inundan las redes sociales y una frase de una madre lo dice
todo. Es preguntada sobre que siente al ver clasificar a Perú, y la respuesta
es clarísima: ¡ALEGRIA QUE MI HIJO VA A VER UN MUNDIAL!
Yo pienso en
mis sobrinos y sobrina, y me pongo en el lugar de todos los niños que verán
jugar a Perú en el mundial. Pienso en sus padres, madres, tíos, etc, que se
encuentran llorando de emoción por que sus pequeños por fin podrán ver a su
selección en un torneo mundialista. Algo que ni ellos ni yo, vivieron en su
niñez ni en su juventud. Al pensar en eso me lleno de alegría por la felicidad
que tendremos al ver jugar a nuestra selección en el mundial de Rusia 2018. Desde
ya le deseo mucha fuerza y coraje a nuestros muchachos para jugar este mundial
y que sigan dándonos alegrías en el futuro y sobre todo luego de Rusia 2018,
porque seguirán habiendo mundiales y espero no olvidemos lo que hemos aprendido
en este camino.
Creditos de las fotos:




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